Ya me había percatado, pero no había reparado en escribirlo. Aquí la gente sonríe en los pasillos, no importa que no te conozca, o que quizás no te vea nunca más, pero cuando dos miradas se cruzan en un pasillo la gente se sonríe.
Que agradable es empezar el día y cruzar caras amables y alegres un día lunes especialmente.
Vale la pena escribirlo ya que soy un convencido que estos pequeños detalles culturales son los que terminan transformando el ambiente y la cultura organizacional.
-- Tengo pendiente escribir algo más sobre la cultura orbanizacional y el modelo de Carnegie Mellon.----
Monday, November 24, 2008
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